Mientras se estaba poniendo de moda viajar en avión, Otto Kässbohrer diseñó un autobús turístico que ofrecía más confort que un jet de lujo. Uno de los dos autobuses panorámicos S 150 construidos entonces se exhibe hoy en la colección de modelos antiguos de Setra.
Para volar alto.
Setra Classic: nuestra colección de modelos antiguos.
Acababa de arrancar la era de los vuelos accesibles cuando la empresa suiza de autobuses ZumsteinReisen encargó a Otto Kässbohrer en 1967 diseñar un autobús turístico para viajes exclusivos. En aquel momento, Kässbohrer se disponía a lanzar su serie n.º 100: buena oportunidad, por tanto, para aprovechar los hallazgos técnicos de la misma, añadiéndoles equipamientos extraordinarios y diseño moderno. El resultado: el Setra S 150 Panorama.
«Su equipamiento y detalles de confort hacen del Setra S 150 Panorama un pionero del autobús turístico actual.»
En el costado del vehículo, se eleva hasta el techo con osadía un ala en forma de escalerilla de avión: no es difícil de adivinar dónde se inspiró Otto Kässbohrer al abocetar el diseño del nuevo autobús de lujo. Para subrayar aún más su carácter exclusivo, el S 150 Panorama lucía un recubrimiento con placas laterales de chapa de aluminio anodizada en oro; Kässbohrer lo tomó prestado de sus modelos Golden Eagle para el mercado estadounidense
Decidirse por un autobús de piso de alto en dos niveles es una opción poco sorprendente hoy, pues tal diseño se consideraba en los años 50 y 60 el patrón supremo de confort en modelos turísticos. El vehículo conservaba sin cambios chasis y delantera de la serie 100, mientras en la trasera el habitáculo se elevaba 30 centímetros más. Con ello aparecía un portaequipajes de dimensiones inusuales en la época, con capacidad de carga de doce metros cúbicos. La entrada trasera, no quedaba otro remedio, se trasladaba a la zona central, permitiendo con ello una solución de equipamiento nunca vista hasta la fecha: el baño bajo el piso, con acceso a través de la entrada central.
Ante todo, el Setra S 150 Panorama de 1967 sentaba nuevas referencias en el campo del equipamiento: amplios sillones con respaldo abatible, cabina-cama para el conductor, frigorífico, ventilación por eyectores, sin olvidar el potente equipo climatizador de 50 kW. Este último, instalado en el portaequipajes izquierdo detrás del eje delantero, se alimentaba con su propio motor diésel de un cilindro de la marca Farymann. Una ventaja decisiva: la climatización podía funcionar también con el vehículo parado. Un detalle ideal para el verano en Italia.
Y además: ¡las vistas! El habitáculo delantero ya es toda una invitación con su moderno ambiente —las fundas marrón anaranjado de los asientos eran el último grito—; el área trasera elevada impresiona, pese a su menor altura al estar de pie, por la arrebatadora sensación de espacio. A través de los ventanales, la luna panorámica del techo diagonal y la vista despejada sobre los cabezales de las filas de asientos delanteros; el pasajero disfruta una visión en 360º inimaginable con los diminutos ojos de buey de un avión. En su conducción, el modelo ofrecía también una comodidad muy poco común. El chasis Setra con amortiguación neumática y suspensión independiente en cada rueda era una opción insuperable en 1967.
«Visto desde hoy, el Setra S 150 Panorama se revela como un pionero de numerosos equipamientos y soluciones de comodidad. »
Con tantos lujos, es lógico que también se mostraran a la altura los puestos de operadores del S 150 Panorama. El asiento del conductor, amortiguado y ajustable mediante manivela, resulta tan convincente como el puesto del copiloto con su clara disposición de indicadores y conmutadores. El manejo de las seis marchas ZF con bloque preliminar requeriría cierto adiestramiento, pero refleja la tecnología de propulsión más avanzada de la época, lo mismo que el motor diésel Henschel de seis cilindros, capaz de rendir 215 cv.
Visto desde hoy, el Setra S 150 Panorama se revela como un pionero de numerosos equipamientos y soluciones de comodidad. Pero corría el año 1967 y no había llegado aún su tiempo, en lo que influyó también el precio, bastante oneroso, de tales lujos. 20 años lleva ya en la colección de modelos antiguos de Setra uno de los dos ejemplares construidos, que en eventos y exposiciones atrae siempre miradas encendidas, al tiempo que evoca en el espectador aquella época en que empezaba a ponerse de moda viajar en avión.